Todos somos Oaxaca

La policía militar disfrazada de civil entró al centro de Oaxaca atacando a los miembros de la APPO que estaban apostados en las barricadas desarmados o, en todo caso, armados más con su valor y bravura de espíritu que con las "armas" caseras que pudieran portar.

La policía federal entró como acostumbra hacerlo, cometiendo atropellos y vejaciones. Otra vez, como en Atenco, dispararon cápsulas de gas lacrimógeno no al aire, como se supone debe hacerse si lo que se busca es dispersar a la multitud, sino A LA GENTE, A LA ALTURA DE CUERPO con la conciencia (si acaso tienen alguna) de que un proyectil de ese tipo puede matar a alguien... y así ocurrió. El joven enfermero del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), Jorge Alberto López que hacía su trabajo durante la arremetida de la pfp cayó herido por uno de estos proyectiles. El dictámen del forense fue que el deceso ocurrió por una "herida producida por disparo de proyectil de gas comprimido que penetró en tórax, produciendo fractura y lesionando corazón y pulmón izquierdo con hemorragia abundante".

Mostrando que aún pueden sublimar su bajo y violento proceder, ahora además de lanzar los proyectiles directo a la gente, atacaron en tanquetas lanza-agua con productos químicos irritantes agregados. Después, cuando la gente de Oaxaca decidió ceder el Zócalo, los comprometidos vigilantes del orden tuvieron un tiempo de solaz y esparcimiento vaciando los anaqueles de los comercios cercanos. Lo pudieron hacer porque todos estaban intactos, después de varios meses de ocupación por miembros de la APPO. A los militares disfrazados de policía les bastó una noche para depredar los negocios... y defecar en ellos.

Pero en foxilandia nada pasó. Nadie murió. Todos están felices porque la policía federal llegó hasta el Zócalo de Oaxaca a "restablecer el estado de derecho". Bueno, por lo menos en foxilandia son felices.

Notas:
La Jornada
Confirman que un proyectil de gas mató a un enfermero

Policías federales saquean y defecan en comercios del Zócalo Oaxaqueño

En foxilandia, nadie murió