Las sacrosantas instituciones de los hipócritas

En su discurso del 19 de septiembre de 2006 ante la Asamblea General de las Naciones Unidas el, por fortuna ya muy próximo a salir, presiden-Prozac Vicente Fox Quesada,

aseguró que México es un país democrático, con instituciones sólidas, que vive un proceso de libertades sin precedente (puede verse esta nota en la página oficial de la presidencia de la República o en El Universal)

Vaya... pues qué interesante opinión. Se rumora por allí que la ingesta consuetudinaria de clorhidrato de fluoxetina es la responsable de que Fox piense que todo es maravilloso, percepción bautizada popularmente como "vivir en Foxilandia". Pues aquí no podríamos asegurarlo, pero lo que sí nos queda claro es que o es eso o el presidente se perdió de "algunos pequeños detalles" (nada importante), o es que no se perdió de nada y, en el colmo del cinismo, busca vernos a todos la cara.
Las sólidas instituciones que tanto proclama Fox y por las que él y varios otros notables servidores públicos y prohombres panistas o yunquistas, valga la redundancia, no vacilan en rasgarse las vestiduras cuando alguien osa ponerlas en duda, principalmente si ese alguien tiene aspecto de renegado, izquierdozo, naco o todas las anteriores, son varias, entre las más destacadas, podemos mencionar:

• La Presidencia de la República


• El Instituto Federal Electoral (IFE)


• El Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF)


• La Cámara de Diputados


• La Cámara de Senadores

Dada su gran influencia en un país mayoritariamente católico, también podríamos mencionar, tal vez no como institución, a Los jerarcas de la Iglesia Católica.
Que todas las mencionadas debieran ser respetables, antes que respetadas, no nos queda la menor duda. El problema es que las instituciones están dirigidas y operadas por personas, y cuando dichas personas a todas luces no solamente faltan en cumplir con su deber y en mostrar el comportamiento que entre gimoteos exigen de otros, sino que de manera deliberada aprovechan su posición de poder para obtener y perpetuar privilegios para sí y para su grupo cercano, resulta además de todo insultante para los ciudadanos con un mínimo de información que se les recite la consabida cantaleta de hay que respetar a las señoritas instituciones cuando resulta que las personas a quienes se les ha conferido la obligación de guardar y conservar a la señorita la han transformado en una meretriz que responde a quien su amo le indique.
Desde luego no tienen por qué creer lo que les digo, y si bien sería difícil demostrarlo, por lo menos daremos unos cuantos indicios de que aquellos que lloriquean por que los renegados odian a las instituciones, son los primerísimos en violentarlas. Y para empezar, les hemos presentado el post anterior a este sobre uno de los mencionados rasga-vestimentas. Esperamos que este y los que siguen les resulten interesantes